Isabel Santana, fisioterapeuta en prácticas de Servicios Sociales, recuerda que desde pequeña la música siempre estuvo presente en su día a día, por eso, cuando tenía tres años, su madre la llevó primero a sus clases de ballet, lo que le hizo empezar amor por las diferentes disciplinas de las artes visuales.
A los 3 años inició su camino hacia el ballet. Durante años estuvo en diferentes casas culturales y centros de esparcimiento, hasta que llegó a la UNAM e inició su práctica en sus talleres coreográficos; Tiempo después comenzó a impartir clases de danza clásica y teatro para niñas y niños de diferentes edades y fue profesora asistente en el taller de teatro musical y danza deportiva del CCH Sur.
El efecto de las plantas en nuestro bienestar emocional: algo genético
Mirando más allá del pasado, eche un vistazo al reciente estudio internacional del Grupo de Investigación en Ingeniería de Biosistemas Urbanos y de la Naturaleza (Naturib) de la Universidad de Sevilla. Un estudio realizado después de las restricciones sanitarias de 2020 y en el que participaron más de 4.200 personas en todo el mundo. Los resultados, con el objetivo de conocer el efecto que tuvo en los entrevistados la presencia de plantas durante el periodo laboral, son indudables. Tener plantas y cuidarlas tuvo un efecto positivo en su estado de ánimo. Pero hay más: pensar en él también era sinónimo de aliviar tensiones y encontrar consuelo.
Y una vez más la ciencia no hace más que reforzar algo. Basta repasar qué es la biofilia para entender la relación entre las plantas y la salud mental. Todas las emociones que evoca en las personas el contacto con la naturaleza están en nuestro propio ADN. El contacto con él provoca en nuestro organismo un complejo mecanismo biológico de secreción de hormonas que, simplemente, se consideran felicidad.