El Parque Natural de Redes fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2001. La belleza de este espacio es reconocida internacionalmente, la perfecta conservación de su riqueza natural y cultural.
Este maravilloso parque natural nos ofrece muchos lugares y actividades para disfrutar del mágico entorno. Sus pueblos conservan el corazón de la campiña de otros tiempos. Durante cientos de años sus tradiciones se han conservado intactas, como en las Tercias. Esta organización campesina estaba conformada por diferentes piedras, las cuales se unían para pagar impuestos a la Iglesia.
¿Qué hace que la Ruta del Alba sea tan especial?
Sin duda rincones con encanto. Desde que llegas y hasta que te alejas de sus caminos, estás rodeado de un verdor impresionante y una vista maravillosa. El ambiente es tan bueno que desearás haber vivido en la zona porque, sin duda, es difícil irse.
Lo cierto es que las Foces del Laímo o Ruta del Alba te ofrecen un entorno verdaderamente paradisíaco. Allí todo es especial, su flora, su fauna, las montañas, la cascada, el río, todo. Pero también es un camino con muy poco desnivel que se puede recorrer sin mucha dificultad. Ideal para personas mayores, con problemas de motricidad o movimiento y niños.
Ruta del Alba: cómo llegar
Para llegar al punto de partida debemos ir al pueblo de Soto de Agües, donde también podemos visitar el Museo del Agua – porque el agua será uno de los protagonistas de nuestro viaje-. Empezamos a caminar cerca de un lavadero. A partir de ahí comienza una amplia gama de bosque que nos adentra en el valle. Hay buenas señales en el camino. Después de un kilómetro se pasa por un criadero de truchas. Posteriormente veremos los restos del muelle de carga de mineral de hierro de Carmen. Un poco más adelante, en Las Brañas de La Vega, finaliza el sendero y continuamos por un camino más estrecho que discurre paralelo al caudaloso río y se adentra en los desfiladeros. A partir de aquí comienza la parte más sorprendente, entre las paredes verticales de roca, y las numerosas cascadas de diferentes tamaños a la vista, túneles y salientes. Luego el desfiladero se ensancha, el camino pasa por un puente sobre el río, quizás el punto más atractivo de la ruta, ya que desde allí podemos ver una explosión de agua y verdaderas rocas. Las instrucciones recomiendan orientarse de esta manera en primavera, verano y especialmente en otoño, por el color de la vegetación. También se recomienda visitarlo en época de lluvias. Los saltos y las piscinas adquieren otra dimensión. En la época de deshielo, el agua es la gran protagonista, ya que cae impetuosamente, formando cascadas y provocando un proceso erosivo responsable último de la formación de la media luna o desfiladero.
Sobre nuestras cabezas, en las escarpadas paredes de Sliabh Laímo, yendo contra la gravedad, vemos hayas colgantes, de troncos retorcidos y largas raíces, que nacen de la misma roca. A ambos lados del camino, crecen lo mejor posible ejemplares dispersos de hayas, tejos, cuernacabras, mostajos, tilos o sauces, en grietas y llanos. También hay muchos líquenes y musgos, que cubren las rocas y completan el cuadro verde del paisaje.