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Hotel Torrepalacio

La magia de la naturaleza en el Puerto de Xanas

Estamos ubicados en un parque natural Las Ubiñas – La Mesa. El corazón de la Cordillera Cantábrica. Un espacio aparte que en ocasiones se libera en un segundo plano tras los Picos de Europa y Somiedo. Durante un fin de semana intenso, en el que estuvimos alojados en Teverga, hicimos la Senda del Oso en bicicleta, el camino que lleva a la cascada de Xiblu y, por supuesto, la ruta de las Xanas. Algunos la consideran «pequeño Cares», porque es una versión reducida de una de las rutas más populares de toda España. Quizás sea un nombre demasiado básico, ya que cada uno tiene sus matices y profundas diferencias. Lo cierto es que la ruta de las Xanas es mucho más corta que la del Cares (8,7 kilómetros) y que además discurre por un campo no apto para los que sufren de vértigo, pero sí para los que disfrutan de los paisajes verticales.

Al igual que la Senda del Oso, de camino a las Xanas vemos la osadía de nuestros antepasados ​​a la hora de salvar los accidentes geográficos para expresar comunidades. En el primer caso lo consiguieron, ya que la Senda del Oso utiliza el trazado de un antiguo ferrocarril minero. Pero en el desfiladero de Xanas no consiguieron su objetivo. A principios de la década de 1930, y con los recursos de la época, los habitantes de los municipios de Santo Adriano, Proaza y Quirós intentaron construir una carretera. Una obra casi faraónica en la que se iba a tallar la roca como auténticos escultores. La empresa era demasiado ambiciosa y el camino nunca se completó. Al menos, esos verdaderos héroes estarían hoy orgullosos de ver que su trabajo ayuda a los senderistas a disfrutar de esos paisajes que tantos quebraderos de cabeza les han dado.

Un camino lleno de emociones y lugares mágicos

Este camino se hizo a principios del siglo XX para unir las localidades de Pedroveya y Villanueva. Por lo tanto, fue necesario excavar en la roca el futuro camino, aunque el objetivo era crear un camino, este fracasó debido a la ferocidad del desfiladero, que quedó como parte de la ruta. Sus casi cuatro kilómetros hacen que la mayoría de sus visitantes realicen el recorrido de ida y vuelta, ya que es la forma más sencilla de volver al punto de partida.

Tras subir unos 400 metros desde el aparcamiento de Villanueva, el inicio de la ruta transcurre por caminos rocosos y empedrados para llegar a varios grandes túneles excavados en la roca natural. Debes cruzarlos para continuar por el camino que sube por la ladera de la montaña. Un pasaje incrustado en la propia montaña, de poco más de metro y medio de ancho, domina el paisaje a más de 100 metros de altura. La escasa tierra fértil de esta parte nos deja ver un pequeño arbusto que intenta sobrevivir rodeado de la blanca roca caliza.

1ª parte: Subida desde el aparcamiento hasta el mirador

Una vista natural donde comienza el desfiladero de Xanas. Villanueva alá abajo

La Ruta de las Xanas comienza en el aparcamiento del mismo nombre, a 2 minutos de la parroquia de Villanueva de Santo Adriano, ya casi 3 kilómetros de Proaza, donde se encuentra la Senda del Oso. Un merendero con un amplio aparcamiento asfaltado donde dejaremos el coche y tomaremos la descripción de la Ruta de las Xanas en los paneles informativos.

¿Dónde está el desfiladero de Xanas?

Debemos ir a Villanueva, la capital del concejo de Santo Adriano. Podemos hacerlo por la carretera N-634 desde Oviedo, dirección Grado, o por la autovía A-66 desde Oviedo. Tanto por la Nacional como por la Carretera llegamos a Trubia. Luego enlazamos con la AS-228 que nos lleva a Villanueva.

Poco antes de este pueblo, a nuestra izquierda, hay un área recreativa donde podemos dejar el coche. Aquí hay señales claras para el inicio de la pista: PR-AS 187. Poco después de comenzar cruzamos una zona rocosa; atrás dejamos el valle de Proaza y las montañas que separan Teverga de Kirós. Seguimos subiendo y entrando en el desfiladero. Cruzamos varios túneles en la parte más empinada de la ruta. Poco después atravesamos un hayedo para cruzar el río Viescas por un puente de madera. Tras un pequeño ascenso por un prado escarpado, llegamos al pueblo de Pedroveya, final de nuestro recorrido donde podremos admirar, entre otras cosas, un tejo centenario.

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