Cuando visitas el Centro de Interpretación del Parque Natural de Ponga, en San Juan de Beleño, la primera ruta que te ofrecen es el Bosque de Peloño, un enorme hayedo de gran valor ecológico. El recorrido total llega a los 23 kilómetros, y hay que volver otros 23 kilómetros, lo cual es una gran cosa para hacer en bicicleta de montaña. La opción a pie era atravesar parte del hayedo y visitar el Roblón de Bustiello, volviendo y finalizando unos 12 o 13 kilómetros.
Ecosistema del Bosque de Peloño
Al principio sombrío, como todo hayedo que se precie, Peloño expresa un inmenso placer, claro y luminoso a los sentidos del humano errante. También permite que la fauna autóctona del Principado continúe en su hábitat preferente. La sombra y la hojarasca aquí son los mejores cimientos de la vida animal. Los sauces producen un fruto muy nutritivo, el haya, que madura entre finales de verano y los primeros dátiles de otoño. Los osos pardos, el urogallo, los carboneros, las palomas torcaces y varias especies de roedores están muy interesados en la plántula. La población oriental del oso pardo cantábrico encuentra su límite de distribución occidental en Peloño. Peloño es también el núcleo principal de la población de urogallos, conservándose muchos lugares de canto en uso. Al mismo tiempo, este hayedo es el hogar principal del pájaro carpintero de tamaño mediano, un pájaro carpintero muy raro. Aquí también viven, en las zonas calizas, grandes poblaciones de rebecos y lobos. El jabalí, el gamo y, en menor medida, el gamo se encuentran entre las especies de fauna cinegética más destacadas.
Los brotes de haya son infinitos, están por todas partes, y viven y se alimentan de hojas muertas y troncos de cementerio tumbados y cubiertos de musgo. Los árboles que ya son sus abuelos calman este fluir vital que no se detiene, y en su entusiasmo meditativo parecen haber perdido la sensación de crecimiento, se conforman con su altura, y luego se dedican a acurrucarse sobre sí mismos. , engordan, se vuelven Se cargan de nudos y crean formas siniestras, en muchos casos auténticas estatuas o tótems de tipo leñoso, siempre con autoridad secular en medio de una nueva vida.
Volvemos a la parada habitual en Riosa.
Como ya esperábamos en junio, cuando volvamos de vacaciones, ya no ofreceremos la parada de L`Ará (Cafetería la Cafe) como punto de partida porque el establecimiento no puede asegurar que todo el local esté abierto. el día de la ruta en el horario es el mismo. Por tanto, en horarios de salida que no coincidan con el horario de apertura del establecimiento, tampoco estará disponible el servicio de pedido de bocadillos para el horario de salida.
Por eso volvemos a la parada habitual de la familia Riosa, La Vinoteca La Espuela (Casa Cundi) en La Vega.