No sé vosotros pero yo me siento como un imán para todas las rutas de montaña con visita a una cascada incluida. Y las cascadas de Oneta tienen uno de los mejores entornos del occidente asturiano, una ruta que no tiene demasiada dificultad y que se puede hacer con un poco de cuidado con los niños disfrutando de un gran día en Asturias.
En este caso tenemos unos 90 minutos desde la capital del principado para llegar a las cascadas de Oneta. Siempre os dejo la referencia de la capital pero tenéis que saber que la opción en el mismo pueblo es hacer una reserva en el albergue de Oneta justo donde empieza la ruta.
Dónde alojarse en Oneta:
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¿Cómo llegar a las cataratas de Oneta?
Hay que ir hasta el pueblo de Oneta (Villayón), por la AS-36 desde Luarca o por la AS-25 desde Navia. Iniciamos la ruta en el centro del pueblo, por un camino ancho y llano, dejando el río a la izquierda y las casas del pueblo a la derecha.
Por su belleza y singularidad, la red de espacios protegidos de Asturias incluye estos saltos del municipio de Villayón, una serie de tres saltos escalonados de pocos metros, que marcan el curso del río Acebo para discurrir entre rocas y numerosos pozos. Algunos, como los Diablu, tienen grandes profundidades y márgenes peligrosos por dentro. De repente, el arroyo cae verticalmente desde una altura de unos quince metros, creando una cascada de gran belleza. Esta es la cascada de Firbia, la más accesible e impresionante de las tres. A su alrededor se ha formado un circo por la continua precipitación de rocas sobre las que rompen atronadoras las aguas. El sonido continuo, la gran potencia acústica, se acompaña de un maravilloso efecto de viento, continuas ráfagas de aire que son el resultado invisible de esta gran caída de agua en la bahía.
Vídeo:
Pronto oirás el sonido del agua, del río Oneta. La vegetación aquí se transforma en majestuosos árboles de robles, fresnos, castaños y alisos. Asturias es así, sus tonalidades de verde nos impactarán.